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La ciencia lo confirma: Ejercicio diario, la clave para un cerebro más sano y ágil

La explicación biológica acerca de por qué es tan benéfico el ejercicio para la salud del cerebro va más allá del argumento de que promueve una mejoría de la irrigación en el cerebro y le lleva nutrientes para el crecimiento y el mantenimiento celular. Sin duda, el buen flujo sanguíneo es algo positivo, pero también es algo que ya sabíamos desde hace mucho.

Los hallazgos más recientes detrás de lo mágico que es el movimiento para proteger y preservar la función cerebral son impresionantes. Todo se reduce a cinco beneficios: controlar la inflamación, aumentar la sensibilidad a la insulina, influir en un mejor control del azúcar en la sangre, expandir el tamaño del centro de la memoria y, como ya he mencionado, impulsar los niveles del BDNF (una proteína esencial para la supervivencia y el crecimiento de las neuronas).

Algunos de los descubrimientos científicos más convincentes se han realizado apenas en el último par de años. En 2011, el doctor Justin S. Rhodes y su equipo en el Instituto Beckman de Ciencia y Tecnología Avanzadas de la Universidad de Illinois estudiaron a cuatro grupos de ratones que vivían en cuatro condiciones distintas. Uno de ellos vivía rodeado de lujos, en un contexto que incluía alimentos espléndidos y buenos para los ratones (nueces, frutas y quesos, y aguas saborizadas), así como muchos juguetes divertidos para explorar, como espejos, pelotas y túneles.

El segundo tenía acceso a los mismos beneficios y juguetes, pero donde vivían había ruedas de ejercicio. Las jaulas del tercer grupo eran las típicas de laboratorio, que no contenían nada extraordinario y donde los ratones comían alimento industrializado para roedores. El cuarto grupo tampoco tenía acceso a los lujos ni a la comida ostentosa, pero en su jaula había una rueda de ejercicio.

Al principio del estudio los ratones fueron sometidos a una serie de pruebas cognitivas y se les inyectó una sustancia que permitiría a los científicos rastrear los cambios estructurales del cerebro. Durante los siguientes meses, los investigadores permitieron que los ratones hicieran lo que quisieran en sus respectivos hogares, después de lo cual volvieron a someterlos a las pruebas de función cognitiva y examinaron sus tejidos cerebrales.

La variable que destacó entre las demás fue si los ratones tenían o no una rueda de ejercicio. No importaba si tenían juguetes u otros objetos en las jaulas. Los animales que se ejercitaron eran los que tenían cerebros más saludables y salían mejor en las pruebas cognitivas. Quienes no corrían, a pesar de estar en un contexto estimulante, no mostraban mejorías cognitivas. Los investigadores buscaban en particular las mejorías cognitivas que implicaban un impulso del pensamiento complejo y de la resolución de problemas. Sólo el ejercicio resultaba clave para la mejoría.

Sabemos que el ejercicio estimula la generación de nuevas neuronas. Los científicos midieron este efecto al comparar a los ratones y a las ratas que corrieron durante algunas semanas con los roedores sedentarios. Los animales que corrían tenían el doble de neuronas en el hipocampo que los roedores flojos.

Otros estudios han examinado qué tipos de ejercicio son los más efectivos. En 2011, cuando se dividió a un grupo de 120 hombres y mujeres ancianos en dos equipos —uno de los cuales había sido asignado a un programa de caminata y el otro a un régimen de estiramientos—, los caminadores les ganaron a los que se estiraban, mostrando un crecimiento del hipocampo después de un año, así como mayores niveles del BDNF en la sangre. Los del segundo equipo, por otro lado, perdieron volumen cerebral por la atrofia natural y no se desempeñaron tan bien en las pruebas cognitivas.

Sin importar cuál sea la actividad, hay suficientes pruebas que demuestran a ciencia cierta que el ejercicio no necesita ser agotador para ser efectivo para el cerebro.

Este artículo pertenece a un fragmento del libro: Cerebro de Pan – Dr. David Perlmutter, un libro sobre el consumo excesivo de trigo, azúcar y carbohidratos refinados y de cómo dañan nuestro cerebro contribuyendo a problemas mentales como la depresión, la ansiedad y la demencia. Además , el Dr. David Perlmutter propone una dieta rica en grasas saludables, proteínas y vegetales para proteger y mejorar la función cerebral. Echá un vistazo a nuestro resumen del libro aquí. Si te interesa, puedes escuchar el audiolibro totalmente gratis.

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