Preparar una taza de té parece un gesto simple y saludable. Sin embargo, detrás de esas pequeñas bolsitas de té que sumergimos en agua caliente, podría esconderse un riesgo inesperado para nuestra salud y el medio ambiente. Estudios recientes han revelado que muchas bolsitas de té no son tan inofensivas como parecen: algunas contienen microplásticos que podrían terminar en nuestro organismo. Pero, ¿qué tan peligroso es esto realmente? ¿Existen alternativas más seguras?
Liberación de microplásticos en el té: materiales de las bolsitas
Diversos estudios han comprobado que las bolsitas de infusión pueden liberar millones a miles de millones de partículas microplásticas durante una preparación típica. Por ejemplo, una investigación mostró que al infusionar una sola bolsita de té plástica (como las de tipo “seda” hechas de nailon o PET) en agua a 95 °C, se liberan aproximadamente 11,6 mil millones de microplásticos.

Otro estudio más reciente (2024) analizó tres tipos comunes de bolsas de té disponibles comercialmente –fabricadas con nylon, polipropileno y celulosa– encontrando importantes diferencias según el material. Las bolsas de té compuestas principalmente de polipropileno (un polímero plástico usado a veces para sellar o dar estructura a las bolsitas) fueron las más problemáticas, aunque todas emitieron micro y nanoplásticos en niveles preocupantes.
Para que te hagas una idea, en una taza de té «normal» (de 250 ml aproximadamente) de polipropileno se pueden desprender cientos de miles de millones de partículas plásticas y en una bolsa de papel se podrían desprender decenas de miles de millones.
La forma de preparar nuestras infusiones también influye
El calor elevado del agua (típicamente cercana al punto de ebullición para preparar té) y la agitación o movimiento de la bolsita (al remover o sumergir repetidamente) aceleran la fragmentación de los polímeros de la bolsa, favoreciendo que se desprendan microplásticos al líquido

En las bolsas plásticas tejidas (como las piramidales transparentes), las fibras de nailon o PET pueden romperse en trozos microscópicos bajo el estrés térmico. Incluso las bolsas de aspecto “papel” muchas veces no están libres de plástico: para sellarlas o darles resistencia suelen incorporar polímeros (por ejemplo, una fina capa o fibras de PP), por lo que también terminan liberando microplásticos, aunque sea en menor cantidad.
Esto desmonta la idea de que las bolsitas “biodegradables” comerciales sean completamente inocuas; de hecho, muchas contienen componentes plásticos ocultos que contribuyen tanto a la contaminación ambiental como a la exposición humana diaria a microplásticos.
Posibles efectos y riesgos para la salud humana
La ciencia apenas comienza a esclarecer las consecuencias de la exposición a microplásticos en la salud humana, pero evidencias iniciales apuntan a varios riesgos potenciales:
- Irritación e inflamación gastrointestinal: La presencia física de partículas sólidas en el tracto digestivo puede causar efectos abrasivos y respuesta inflamatoria. En modelos animales, la exposición a microplásticos ha inducido estrés oxidativo en el tejido intestinal y alteraciones en la función de la barrera intestinal. Esto sugiere que su ingestión crónica podría contribuir a inflamación de bajo grado en humanos. De hecho, como se mencionó, se ha observado una posible asociación entre microplásticos y enfermedades inflamatorias intestinales en humanos.

- Toxicidad química y alteraciones endocrinas: Los plásticos contienen aditivos químicos (como ftalatos para dar flexibilidad, colorantes, o bisfenol A en policarbonatos) que pueden liberarse de las partículas una vez dentro del cuerpo. Estos compuestos son conocidos por interferir con el sistema hormonal (actuando como disruptores endocrinos). Por ejemplo, la exposición a ftalatos se ha asociado con mayor incidencia de asma y alergias en niños, así como con efectos durante la gestación (p. ej., embarazos más cortos por alteraciones hormonales). El bisfenol-A, por su parte, se ha vinculado a problemas reproductivos y anomalías en el desarrollo fetal. Aunque las dosis liberadas desde microplásticos de té no están bien cuantificadas, la preocupación es que la liberación lenta y constante de estos químicos pueda contribuir a trastornos endocrinos, metabólicos (resistencia a insulina, obesidad) o afectar la fertilidad a largo plazo.
- Respuesta inmunológica y toxicidad celular: El organismo podría reconocer partículas plásticas como cuerpos extraños, provocando activación del sistema inmune. Microplásticos microscópicos pueden ser ingeridos por células inmunitarias o epiteliales, desencadenando la producción de citocinas inflamatorias. Se ha documentado citotoxicidad (daño celular) y muerte celular programada al exponer células humanas a altas concentraciones de microplásticos en laboratorio. Además, ciertas partículas inhaladas (microfibras plásticas en aire) se han relacionado con inflamación pulmonar y riesgo de cáncer de pulmón en estudios ocupacionales, lo que indica que partículas plásticas en general pueden ejercer efectos adversos en distintos tejidos.
- Daño genético (genotoxicidad) y riesgo de cáncer: La investigación más reciente sugiere que los micro/nanoplásticos podrían tener efectos genotóxicos, es decir, dañar el material genético. Los científicos observaron que, dependiendo del tipo de plástico, las partículas tienden a acumularse en diferentes órganos o células y podrían provocar diferentes perfiles de toxicidad e inmunorreactividad. Los autores del estudio de 2024 advierten que estas diferencias “pueden resultar en patrones específicos de acumulación, respuestas inmunes y efectos a largo plazo como genotoxicidad e incluso carcinogenicidad”. Aunque todavía no hay evidencia directa de que ingerir microplásticos cause cáncer en humanos, la posibilidad de daño al ADN y estrés oxidativo crónico plantea preocupaciones de riesgo aumentado de enfermedades crónicas, incluyendo cáncer, tras décadas de exposición.
Es importante destacar que, hasta la fecha, los efectos precisos de ingerir microplásticos en humanos no se comprenden completamente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que los datos disponibles son limitados.
Alternativas más seguras para las infusiones
Dado lo anterior, muchos expertos y organismos recomiendan tomar medidas de precaución para reducir la ingesta de microplásticos provenientes de bolsas de té. Algunas alternativas más seguras y consejos prácticos incluyen:

- Optar por té a granel o infusiones sueltas: En lugar de usar bolsitas desechables (que pueden contener plásticos), comprar té en hebras o hojas sueltas y utilizar un infusor reutilizable. Los infusores de acero inoxidable, cerámica u otros materiales inertes permiten preparar la bebida sin ninguna bolsa. De este modo se elimina por completo la fuente de microplásticos y además suele mejorar el sabor al emplear hojas de mayor calidad.
- Elegir bolsitas libres de plástico o biodegradables reales: Si se prefiere la comodidad de la bolsita, buscar marcas que ofrezcan bolsas 100% de papel, algodón u otras fibras naturales sin sellantes plásticos. Varias compañías de té han anunciado cambios, reemplazando el polipropileno por materiales como papel sin blanquear o fibras de maíz (PLA). El PLA (ácido poliláctico) es un bioplástico biodegradable; sin embargo, aún se investiga si bajo las condiciones de infusión libera microfragmentos. Por ello, conviene verificar las etiquetas y optar por productos certificados como “plastic-free” o compostables en hogar.
- Evitar bolsas de “malla plástica” (pirámides transparentes): Estas bolsitas premium de nailon o PET, a pesar de su apariencia elegante, son las que más microplásticos liberan. Para infusiones de hierbas, tés de hoja grande o tés de alta gama, es preferible emplear infusores reutilizables en lugar de estas bolsas plásticas. En caso de usarlas, evitar temperaturas excesivamente altas (aunque el té suele requerir agua muy caliente, temperaturas ligeramente menores podrían reducir la fragmentación).

- No remover en exceso ni exprimir la bolsita: Movimientos bruscos podrían aumentar la liberación de partículas. Se sugiere dejar infusionar la bolsita de té tranquilamente y retirarla sin exprimirla contra la taza, para minimizar la abrasión mecánica del material (además, esto evita sabores amargos).
A nivel industrial y regulatorio también se están tomando cartas en el asunto. La Unión Europea, por ejemplo, en su Directiva de Plásticos de un Solo Uso (2021) incentiva la reducción de plásticos en productos de consumo, y varias marcas de té han comenzado a eliminar los plásticos en sus empaquetados. En algunos lugares se están revisando los estándares para bolsitas de té, promoviendo materiales compostables. Estas iniciativas, junto con la mayor conciencia pública, están empujando a más fabricantes a buscar soluciones eco-amigables.
Conclusión: Concienciación sobre la Salud y los Microplásticos en las Infusiones
La contaminación por microplásticos es una realidad cada vez más evidente en nuestra vida cotidiana, y su presencia en algo tan habitual como las infusiones en bolsitas debería ser motivo de reflexión. Aunque la ciencia aún está en proceso de comprender plenamente los efectos de la ingesta de micro y nanoplásticos en la salud humana, los estudios actuales sugieren posibles riesgos, incluyendo inflamación intestinal, toxicidad química y alteraciones endocrinas. La capacidad de estas partículas para ser absorbidas por nuestro organismo y potencialmente distribuirse en diferentes órganos plantea preocupaciones a largo plazo que no deben ser ignoradas.

La concienciación es el primer paso para tomar decisiones más saludables. Reducir la exposición a microplásticos eligiendo té a granel, evitando bolsas con plásticos ocultos y presionando a las empresas para que adopten alternativas más seguras, no solo beneficia nuestra salud, sino que también ayuda a disminuir la contaminación ambiental. Adoptar pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo puede marcar la diferencia tanto a nivel individual como global.
Cuidar nuestra alimentación y ser críticos con los materiales que entran en contacto con lo que consumimos es una forma de proteger nuestra salud y la del planeta. En un mundo donde la presencia de plásticos es innegable, la información y la prevención son nuestras mejores herramientas para minimizar sus impactos negativos.
Fuentes: Estudios revisados por pares y reportes de organizaciones de salud, incluyendo Environmental Science & Technology, Chemosphere, OMS, y comunicados científicos:
Todas las referencias citadas respaldan la información presentada y provienen de investigaciones recientes sobre este tema.